Josep Maria Mainat acusa a su mujer, Angela Dobrowolski, de haber fingido tener Covid-19, de ser adicta y de colarse en su casa para equiparla con micrófonos espías

Josep Maria Mainat acusa a su mujer, Angela Dobrowolski, de haber fingido tener Covid-19, de ser adicta y de colarse en su casa para equiparla con micrófonos espías
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Más allá del reality en directo que estamos viviendo sin tener que pagar una suscripción en 'Miteleplus', el Caso Mainat tiene también a sus espaldas un procedimiento civil. Mientras que la instrucción siga su curso, Josep Maria tiene la custodia de los dos hijos que tiene con Angela ya que le fue concebida por un documento presentado por el productor donde exponía la imprudencia que sería dejarlos a cargo de su mujer.

Hay que destacar que este procedimiento se realizó en julio. Ahora cualquier juez que, aunque sea, haya hecho zapping, le hubiera ahorrado el disgusto a Josep Maria Mainat de tener que gastar tinta de la impresora para presentar dicho escrito (si es tan rico, es porque es agarrao': es una regla de tres).

En dicho documento el ex integrante de la Trinca, grupo más famoso ahora por citarlo que cuando actuaban por ser buenos (que según mis fuentes más ancianas, no lo eran mucho), alegaba que Angela Dobrowolski tenía cierta tendencia al "consumo de sustancias ilegales" y a las "compañías desaconsejables", tal y como ha podido saber 'La Vanguardia'.

Lo que no aclaró es si, con lo de las malas junteras, se refería a los escorts latinos o a los okupas del anuncio de Benetton (por la variedad étnica), pero sí que manifestó que la desatención de la madre a sus hijos repercutía a sus hijos "perturbando sus vidas".

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Además de un informe detallado de todas las sustancias nocivas que Dobrowolski consumía habitualmente (cocaína, metanfetaminas y éxtasis, a lo que ahora podría añadir cruasanes de chocolate con aceite de palma), el productor apuntaba a que Angela se habría inventado un contagio de coronavirus para poder hacer escapadas con Gabriel (el putito sabrosón) "a otra residencia en Canet de Mar".

 

Josep Maria relata que, en mitad del confinamiento (18 de abril), la presunta asesina le dio una no grata sorpresa: "se presentó en el domicilio conyugal de Barcelona exigiendo llevarse a los niños". Más tarde, en mayo, el padre cedió para que los niños pasaran unos días con su madre, pero la geolocalización del móvil comprobó que esta les dejó solos "únicamente en compañía de unos amigos desconocidos para ellos".

Angela lo niega todo, incluso la acusación más loca: la reina del sigilo, la simbiosis hecha humana gracias a su maestría en el arte del disfraz, supuestamente, se coló en casa de Josep Maria para instalar un equipo espía compuesto por micrófonos de primerísima calidad (descartamos por tanto los walkie talkies), además de pasar la noche escondida en un armario de la casa del productor y hacerle llegar a su hija, como en 'Vis a vis', una tarjeta SIM para poder llamarla.

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