El fichaje de Edmundo Arrocet por 'Secret Story' ha caído como un jarro de agua fría sobre María Teresa. Después de sufrir las malas artes del humorista, que fue capaz de acabar con la relación a través de un mísero 'wachap', la presentadora deberá lidiar con la presencia de su ex churri en Telecinco. Aunque Maritere está deseando volver a la peque pantalla, parece que Bigotitos se le ha adelantado.
María Teresa y Edmundo en Málaga, cuando paseaban su amor por las calles de España - Gtres
Se veía venir. De pronto, Bigote Arrocet reaparece por las calles de Madrid acompañado por su representante. Los periodistas más intrépidos del país intentaron descubrir el motivo de su visita a la capital, pero Telecinco se adelantaba a cualquier respuesta y lanzaba la noticia bomba: Edmundo Arrocet es concursante oficial de la casa de los secretos, el nuevo 'Gran Hermano' con un lavado de cara.
Mientras el humorista prepara sus maletas para adentrarse en este nuevo reality, María Teresa estaría en el sofá de su casa con un disgusto de tres pares de narices. Al parecer, el teléfono de la mansión Campos no para de sonar con un único objetivo: conocer las sensaciones de la matriarca del clan ante semejante bombazo informativo. Y claro, la mujer ya tiene 80 tacos y no está para estos trotes.
María Teresa Campos en 'Sálvame'
Puesto que Maritere no tiene el horno pa' bollos, ha sido Terelu quien se ha manifestado en defensa de la madre que la parió: "A ver si es posible que no se le llame para grabar, que no se le llame en directo para ponerle el micro en el teléfono. A María Teresa no le compete nada este asunto de Edmundo Arrocet y no se va a manifestar sobre nada porque esta persona no está en su vida", aseguraba mirando a cámara.
Terelu Campos, cabreada como un chimpancé en 'Viva la Vida'
"Es una señora de 80 años. Lo que haga o deje de hacer Bigote no forma parte de la vida de María Teresa Campos, que es mi madre. A mí lo único que me preocupa de esto es la 'jodienda' que le deis a mi madre, porque a mí esta persona me trae sin cuidado, me importa un pimiento", terminaba Terelu más cabreada que una mona.